Recuperar el arte como identidad nacional es la frase contundente del maestro Delmer Mejía, un reconocido pintor de nuestro país radicado hace unos 15 años en la ciudad de Sabanagrande, Francisco Morazán.

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Originario de Santa Rosa de Copán, de trato humilde y sincero, nos recibió en su residencia ubicada en la aldea La Trinidad. Cuadros de pintura por doquier adornan la vivienda rodeada de una diversidad de árboles.

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La frescura agradable en estos tiempos de calor insoportable fue el contexto ideal para una entrevista a fin de saber de su vida, su vocación y de los problemas que actualmente atraviesa el arte y la cultura en nuestros pueblos.

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Sin simulaciones nos expresó que para salvar el arte en Honduras hay que hacer cosas con la mano; porque nos va a terminar de consumir el Facebook y otras redes sociales.

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Con estudios y participaciones en diversos países, exdirector y profesor de cerámica y pintura en acuarela de la Escuela de Bellas Artes, ganador de varios bienales nacionales e internacionales, admirador y apasionado por la pintura de fantasía imaginaria, se mostró preocupado porque en materia de arte son pocos los jóvenes que desean seguir esta vocación y, quienes lo hacen están optando por irse fuera de nuestro país en busca de mejores horizontes.

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Hay una fuga de cerebros en materia artística, no hay apoyo gubernamental ni municipal, cuando nos demos cuenta de que el arte es parte de nuestra identidad nacional quizá sea muy tarde, aún estamos a tiempo de rescatar su valor y lo que representa para los pueblos, para nuestra idiosincrasia, apuntó.

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Mientras recorremos con nuestra mirada una serie de lienzos de pintura colgadas sobre la pared que representan el color vitalista de la naturaleza, la figura de la mujer como símbolo de ternura y belleza, la interpretación y análisis subjetivo para una reflexión conforme al conocimiento personal, el maestro Mejía nos expone: “se ha perdido el arte, cayó en decadencia producto de tantas razones, se nos está yendo de nuestras manos como cuando el alfarero en su afán de moldear el jarrón se le derramó la masa de arcilla”.

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Unos de los mayores obstáculos para nuestros artesanos y pintores es la tecnología, ahora todo es importado… se perdió la identidad y calidad de nuestros productos artesanales, la riqueza de lo que laboramos con nuestra mano, lo rústico y pulido de nuestras piezas artísticas, añade.

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Actualmente, me he dedicado a la investigación y fabricación de cerámica vidriada, creo, que es una de las artesanías que en Honduras no se produce he hecho varios estudios y estamos en el proceso de producción de un tipo de vajilla única en el país; será algo novedoso confeccionada con materiales artesanales y propios de la zona de Sabanagrande, acotó.

Mientras recorremos su taller de cerámica, apreciamos algunas herramientas confeccionadas de manera artesanal que producto de su ingenio fueron adecuadas a la era tecnológica que invade este siglo, muestras de arcilla y otros componentes químicos como prueba de sus investigaciones, alguna que otra pieza de cerámica tradicional confeccionada por jóvenes de esta zona estudiantes y egresados de Bellas Artes… así es la vida diaria del maestro Mejía difusa entre el lamento del poco apoyo al arte y la cultura, motivado por el verdor de su residencia, pensando siempre en la invención de la artesanía como recuperación de identidad nacional, pintando la realidad subjetiva de un mundo de fantasía cultural.